Christian Díaz Yepes

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Sobre el padre Christian Díaz Yepes

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Nací en Caracas, Venezuela, en 1980. Desde muy joven quería ser artista, por lo cual cursé estudios de bellas artes y literatura. Pero en un determinado momento me di cuenta de que Dios me llamaba a el arte más elevado: conocerle y hacerle conocer como Padre, hermano y amigo. Así ingresé al seminario de Caracas en el año 2000, donde estudié filosofía y teología. Fui ordenado sacerdote en 2007.

En 1996 recibí el premio nacional de poesía juvenil del Ateneo de Caracas y también el de la Casa de la Poesía de Caracas. Mi primer libro, “Las ruedas” fue seleccionado en concurso y publicado por Monte Ávila Editores Latinoamericana en 1999. En 2004, bajo la Casa de las Letras Andrés Bello, publiqué “Una barca”. En 2014 publiqué y presenté en España el libro “Aquedah”.  He publicado y recitado mi poesía en Italia, Suiza, España, Brasil Y Siria. Varias muestras de mis obras han sido traducidas al inglés, italiano y árabe.

Durante cinco años edité con mi padre, el periodista Luis Díaz Fajardo, la publicación Palabra y Vida, «la revista más querida por los católicos venezolanos».

En 2010 fui nominado al Premio mundial de poesía mística en la Ciudad del Vaticano. También ese año recibí el premio Trípode, de literatura cristiana por el libro de espiritualidad “Beber de la fuente de la paz”, reeditado en Madrid por la editorial Ciudad Nueva en 2014.

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Hasta julio de 2012 ejercí mi labor pastoral en la parroquia la Anunciación del Señor, de la Boyera, Caracas, y la docencia en el Seminario Mayor Arquidiocesano de Caracas. Actualmente sirvo como vicario parroquial en Nuestra Señora de Luján, Madrid. También en Madrid he recibido el grado de Doctor en Sagrada Teología por la Universidad San Dámaso en 2018. Actualmente imparto clases  la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas y soy colaborador semanal del periódico La Razón, España, y del portal Religión en Libertad.

 

27 comentarios sobre “Christian Díaz Yepes

  1. Gracias, Lydia. Yo lamento mucho no haber podido ir este año al Medio Oriente, pero me alegro al confiar en que estamos en la voluntad de Dios.
    Me alegra que puedas seguir la pagina y así mantenernos comunicados. Dios te bendiga.

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  2. Hola, José Ramón!
    Me alegra saber de ti. Sabrás que esto de evangelizar a través de la web está siendo algo totalmente revelador para mí. Nunca hubiera imaginado cuánto bien podemos hacer a través de estos medios. Imagínate que actualmente más de 1300 personas reciben a diario las reflexiones que envío sobre la Palabra, sin contar a todas las que muchas de ellas las reenvían. Ahora tengo que dedicar mucho tiempo al día para responder decenas y decenas de mensajes en los que me cuentan las experiencias de la Palabra vivida y me piden ayuda para continuar adelante…. Es una faceta del Ministerio que no me hubiera esperado.
    Con respecto a tu pregunta sobre la Inquisición, debo decirte que es un tema muy difícil. Vamos a analizarlo con calma.
    1. El fundamento en la actuación de Dios:
    En primer lugar hay que situarse en el plano de la Revelación de Dios: Cristo ya anunció en su evangelio que en su viña habría de todo, tanto buen trigo como también cizaña (Cfr: Mt 13, 25ss). La Iglesia de Dios es santa en virtud de su fundador, Cristo, y por la vocación que tiene a la santidad. Como sabes, la vocación no es algo que se tenga ya de una vez por todas, sino que implica un proceso dinámico de conquista y superación. Por la vocación que Dios nos hace a la santidad no suprime el ejercicio de nuestra libertad, desde la cual podemos cometer errores y hasta pecar. En el devenir de la historia, la Iglesia ha vivido épocas oscuras, difíciles para ella misma y para el conjunto de la humanidad. La época de la Inquisición tuvo mucha de esta oscuridad. Sin embargo, hay que saber matizar, pues las cosas no son blancas o negras, sino que hay una larga gama de tonalidades en medio.

    2. El dinamismo de la historia humana: Los excesos de la Inquisición fueron ante todo un proceso histórico del conjunto de la sociedad de la Baja Edad Media y el Renacimiento. No se puede focalizar el tema como un problema exclusivo de la Iglesia, pues si bien se dio al seno de ella, respondía a toda una estructura política y social que la sostenía. Como hitos concretos, te recuerdo que para el momento aún no estaban constituidos los Estados nacionales ni las ciudadanías, por lo cual el eje de cohesión de la sociedad en general era la misma Iglesia. Lo que se apartaba de ella no sólo era un problema religioso, sino social y hasta político. Desde ese contexto se impone con fuerza una instancia de regulación de lo que verdaderamente podía considerarse “católico” y lo que no lo era. De esta manera se establecieron los famosos tribunales del Santo Oficio, en los cuales se sometían a juicio personas, obras e instituciones que pudieran arrojar sospechas sobre su coherencia con la fe cristiana. Ciertamente, se cometieron muchos excesos, pero también hay que tener presente que ni fueron tantos y tan atroces como se acusa, ni fue tampoco la Inquisición católica la única instancia de este género que existió en estos tiempos. Más bien muchas personas de la historia preferían someterse a los juicios del Santo Oficio antes que presentar sus causas ante el juicio de los reyes y otros señores, cuyos procesos dejaban mucho que desear. Está el caso concreto de Francisco de Victoria, quien pudo presentar en el Convento de san Esteban de la Universidad de Salamanca sus teorías que serían pioneras del Derecho Internacional o el caso de fray Bartolomé de las Casas, quien defendió en Sevilla la dignidad de los nativos americanos como sujetos de derechos que debían ser resguardados. Estos son hecho que la realidad conocida como la “Leyenda negra” levantada por los ingleses y holandeses en el siglo XVI contra las instituciones católicas han logrado minimizar. En cambio, se recuerda poco que hubo muchísimas más “víctimas” de la Inquisición de los protestantes y la de los anglicanos que en la Iglesia católica.
    3. Lo que podemos concluir:
    Mientras vamos de camino en la historia, la Iglesia es guiada por el Espíritu Santo hacia “la verdad completa”, como se la prometió Jesús a sus Apóstoles (Juan 16, 12). Dios no dio a la Iglesia la verdad como un hecho ya consumado, sino que nos ha puesto en el camino para irla alcanzando progresivamente y con humildad. La misma iglesia católica se ha definido como “Semper reformanda”, esto es, siempre necesitada de conversión, de renovación. Nuestros errores y pecados no pueden suprimir esta realidad divina que nos supera y nos lanza continuamente hacia adelante.
    No podemos juzgar la historia de hace siglos con los paradigmas de nuestra actualidad. Sería ridículo tratar de aplicar la Declaración Universal de los DDHH a un proceso del siglo XVI, por ejemplo. La humanidad no podía aplicar algo así en ese momento sencillamente porque no se habían dado los procesos históricos que condujeron a que en 1945 sí se declararan, hecho en el que por cierto la Iglesia tuvo una notable influencia. Lo que sí se puede es aplicar hoy estos criterios a violaciones y atropellos sumamente denigrantes de la dignidad humana. Personalmente, cuando escucho argumentos como “¿Por qué se permitió la Inquisición?” o “¿por qué el Vaticano no vende todos sus bienes para dárselos a los pobres?”, pienso: “¿Por qué no levantan este tipo de protestas contra las instituciones “democráticas” y el liberalismo económico que cometen peores atropellos contra la dignidad humana hoy en día?” o “¿Por qué no exigen a las grandes trasnacionales liquidar al menos una parte de sus activos para ayudar a los pobres del mundo?”.

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  3. Estimado Sr. Gámez, con mucho respeto: quizás este video le puede ayudar a comprender finalmente a la Santa Inquisición.

    Saludos,

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  4. Apreciado hermano,
    ante todo te pido disculpas por la tardanza en responder. He estado pensando cómo hacerlo de la mejor manera, además de que las actividades académicas y pastorales me exigieron mucho a final de año.

    Te aclaro que la finalidad de esta página es la de ofrecer un espacio personal para compartir experiencias de la Palabra de Dios, además de arte y poesía de inspiración cristiana. Las preguntas que formulas responden a un interés apologético, que no es propiamente nuestro objeto. Por otra parte, desde este espacio apreciamos mucho el encuentro fraterno, que comienza por no tener que obviar nuestra identidad a la hora de presentarnos.
    Puedes consultar e interactuar con otras páginas católicas que sí responden a tu interés. En especial, te recomiendo http://apologeticacatolica.org/
    El tema del extra ecclesia nulla salus est ha sido desarrollado por la teología de J. Ratzinger de una manera muy actualizada y dialogante. Te recomiendo consultar el libro-entrevista de Peter Seewald «Dios y el mundo», realizado cuando Ratzinger aún era Cardenal Prefecto de la Doctrina de la fe. Allí encontrarás la respuesta más actualizada a este asunto que ayuda a entender con mayor profundidad lo que ha sido expuesto oficialmenteen la Declaración Dominus Iesus del año 2000.

    Espero que estas orientaciones te puedan ayudar. Tus aportes al diálogo sincero y abierto siempre serán bienvenidos por acá.

    Dios te bendiga

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    1. Christian,

      A lo único que aspiro ahora, es, a una respuesta tuya para esta pregunta:

      ¿La «ignorancia invencible» salva? ¿Sí o no?

      No me interesa leer a «RAT-Singer» porque en su caso es evidente que sí (e.g. él enseña que los ortodoxos están dentro de la Iglesia, entre otras cosas). Lo que me interesa es saber si lo acompañas en esa creencia (herejía).

      Tan sólo un «Sí» o un «No» bastará. Eso es todo.

      Vale la pena resaltar que, a estas alturas, a ninguno de tus lectores le interesa el tema. Se ve que prefieren sentirse bien antes que conocer la Fe Católica. ¡Cómo me gustaría que alguno de ellos opinara!

      ¡Ah! Otra cosa: eres hábil con el lenguaje; una característica distintiva que San Pío X les atribuyó en Pacendi.

      Tic-tac-tic-tac…

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      1. Hermano,

        te repito que no es el objetivo de esta página entrar en polémicas que ya están muy bien resueltas en la Iglesia. Para aclarar tus dudas en este sentido te aconsejo estudiar con humildad de discípulo la Sagrada Escritura, la tridición apostólica y patrística y la palabra de sus legítimos sucesores.

        Ante tu insistencia en el tópico moral del cual preguntas, te hago una precisión y una referencia al Magisterio eclesial:

        Tu pregunta no está bien formulada. Tengo elementos para desconfiar de su formulación tendenciosa, por ello te recuerdo que la ignorancia, sea vencible o invencible no salva a nadie, como tampoco el mucho conocimiento y mucho menos la arrogancia. Lo único que nos salva es la misericordia de Dios manifestada en Cristo Jesús.

        Si lo que quieres saber es si una persona que peca por ignorancia invencible puede ser salvada, te remito al numeral 1793 del CEC, en el cual se precisa que un mal cometido por alguien en esta situación no le puede ser imputable.

        Los amigos y hermanos que siguen las publicaciones de esta página se alimentan de sus contenidos para vivir día a día su entrega a Dios en medio de sacrificios, esfuerzos espirituales e intelectuales y una vida de caridad concreta y continua. Eso es lo que les hace «sentirse bien». Con ellos yo sigo fielmente la Doctrina de la Iglesia, presidida y enseñada legítimamente por su supremo pastor, el Obispo de Roma, Joseph RATZINGER.

        ¿No te parece que esta es la mejor manera de «defender la fe católica» que tanto proclamas?

        Atentamente,

        Pbro. Christian Díaz Yepes

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        1. Creo que a tus lectores no les quedó claro, ¿sí salva o no salva la ignorancia invencible? ¿Quién mantiene al ignorante invencible en tal condición?

          Nunca vas a encontrar alguna declaración «ex cathedra» anterior al falso concilio Vaticano segundo.y que sea favorable a este «tópico moral». Lo que sí vas a encontrar es todo lo contrario: no menos de siete declaraciones «ex cathedra» condenando la idea de la ignorancia invencible, e incluso las ideas del bautismo de «deseo» y de «sangre».

          Te recomiendo, una vez más, que te leas la bula «Apostolicae Curae» de León XIII. Al leerla te derás cuenta de que el rito de tu «ordenación» fue muy similar (si no igual) al de los anglicanos; ergo, nulo.

          Eso fue todo de mi parte. Ya la bula hará el resto si aceptas leerla.

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          1. Así que el Vaticano II fue un Concilio falso. ¿Hasta cuándo hay que seguir las enseñanzas de los Papas? Hasta Pío II, supongo. Será que los Papas anteriores al Concilio estaban asistidos por una gracia distinta a la de los Papas posconciliares. Interesante afirmación. ¿En qué se asienta? ¿Tradición? ¿Escritura? Me parece que se asienta en una roca menos dábil que la que sostiene a la Iglesia en la verdad, la cual, por cierto, no es ya una posesión, sino un ir en camino hacia ella: «Cum autem venerit ille, Spiritus veritatis, deducet vos in omnem veritatem» (Jn 12, 13).

            Ritos nulos porque se parecen a los de los anglicanos ¿Y qué me dices del Bautismo? ¿Y la oración del Padrenuestro?

            Amigo desconocido, más ganamos con un poco de humildad que con todo un arsenal de ciega soberbia. De esto también ha dejado enseñanzas muy valiosas León XIII.

            Ya que Ud. dice que no volverá a escribir, nos despedimos con sentido afecto en el Señor.

            Cuente con la oración de sus hermanos…

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