La Palabra del domingo: Profetismo

La Palabra del domingo: Profetismo

24 de junio: san Juan Bautista

Del evangelio  según san Lucas 1,57-66.80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: “¡No! Se va a llamar Juan.” Le replicaron: “Ninguno de tus parientes se llama así.” Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre.” Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: “¿Qué va ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

 

Comentario:

Del inicio del evangelio según san Lucas llama la atención cómo nos presenta la concepción, el nacimiento y la misión de san Juan Bautista en función de los mismos episodios de la vida de Jesús. Nos deja claro el Evangelio que la grandeza del Bautista es ser una clara imagen de la vida de Cristo, un reflejo de Aquel a quien va a preceder . Esto nos habla también a nosotros:

¿Mi vida también es claro reflejo de Jesús y su evangelio?

La gente al rededor se preguntaba qué iba a ser de ese niño, pues llamaba la atención que Dios repitiera sus signos portentosos en una época en que no ya había profetas ni figuras que dieran esperanza al pueblo. Así también nuestra vida debe brillar como un signo que anuncia las maravillas de Dios en nuestro presente…

¿Estoy siendo testigo y anunciador de la esperanza de Dios para el mundo?

Juan Bautista llegará a ser una figura que revolucionará la vida de Israel porque él se mantiene atento a los signos que Dios revela en su historia hasta mostrar la presencia viva del Masías. Esto nos enseña cómo también nosotros debemos vivir nuestro ser profetas, tal como fuimos consagrados en nuestro bautismo: Hemos de mantenernos atentos a las intervenciones de Dios en nuestra historia para identificar todos esos modos en que Cristo se hace presente entre nosotros también hoy:

¿Cómo vivo mi misión de profeta? ¿Doy un anuncio vivo al mundo o me dejo acallar por las opiniones contrarias y la desesperanza?

Palabra de vida enero 2017

Palabra de vida enero 2017

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«Porque el amor de Cristo nos apremia»

(2 Co 14)

«Ayer fui a cenar fuera con mi madre y una amiga suya. Pedí como guarnición un plato de guisantes, que decidí dejarme para comerme el postre, que me apetecía más. Pero mamá dijo que no. Estaba a punto de ponerme de morros, pero recordé que Jesús estaba justo al lado de mamá, así que me puse a sonreír».

«Hoy he vuelto a casa cansado y, mientras veía la tele, mi hermano me ha quitado el mando de las manos. Me he enfadado mucho, pero luego me he calmado y le he dejado ver la tele».

«Hoy mi padre me ha dicho una cosa y yo le he respondido mal. Le he mirado y he visto que no estaba contento. Entonces le he pedido perdón y él me ha perdonado».

Son experiencias de la Palabra de vida contadas por niños de 5º de Primaria de un colegio de Roma. Puede que no haya una relación directa entre esas experiencias y la Palabra que vivían en ese momento, pero este es precisamente el fruto de vivir el Evangelio: que incita a amar.Independientemente de la Palabra que nos propongamos vivir, los efectos son siempre los mismos: nos cambia la vida, nos pone en el corazón el acicate a estar atentos a las necesidades del otro, hace que nos pongamos al servicio de los hermanos y las hermanas. No puede ser de otro modo: acoger y vivir la Palabra hace que nazca en nosotros Jesús y nos lleva a actuar como Él. Es lo que deja entender Pablo cuando escribe a los corintios.

Lo que apremiaba al apóstol a anunciar el Evangelio y a trabajar por la unidad de sus comunidades era la profunda experiencia que había hecho con Jesús. Se había sentido amado y salvado por Él; había penetrado tanto en su vida, que nada ni nadie podría separarlo nunca de Él; ya no vivía Pablo, porque Jesús vivía en él. Pensar que el Señor lo había amado hasta dar la vida lo volvía loco, no lo dejaba tranquilo, y lo incitaba con una fuerza irresistible a hacer lo mismo con el mismo amor.

¿Nos apremia también a nosotros el amor de Cristo con la misma vehemencia?

Si de verdad hemos experimentado su amor, no podemos dejar de amar a nuestra vez y entrar con valentía donde hay división, conflicto u odio para llevar concordia, paz y unidad. El amor nos permite proyectar el corazón por encima del obstáculo para ponernos en contacto directo con las personas, comprenderlas, compartir con ellas y buscar juntos la solución. No se trata de algo optativo. La unidad hay que conseguirla a toda costa, sin dejarnos frenar por una falsa prudencia, por dificultades o posibles enfrentamientos.

Esto se demuestra especialmente urgente en el campo ecuménico. Esta Palabra ha sido elegida en este mes en que se celebra la «Semana de oración por la unidad de los cristianos» de distintas Iglesias y comunidades, para que nos sintamos todos estimulados por el amor de Cristo a ir los unos hacia los otros y así recomponer la unidad.

Afirmaba Chiara Lubich el 23 de junio de 1997 en la apertura de la II Asamblea Ecuménica Europea en Graz (Austria): «Será un auténtico cristiano de la reconciliación solo quien sepa amar a los demás con la misma caridad de Dios, esa caridad que nos hace ver a Cristo en cada uno, que está destinada a todos –Jesús murió por todo el género humano–, que toma siempre la iniciativa, que es el primero en amar; esa caridad que lleva a amar a todos como a uno mismo, quenos hace uno con los hermanos y las hermanas en los dolores y en las ale­grías. Y también las Iglesias deberían amar con este amor».

Vivamos también nosotros la radicalidad del amor con la sencillez y la seriedad de los niños de ese colegio de Roma.

Fabio Ciardi

 

 

Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida en viñetas para los niños, adaptada para adolescentes y parajóvenes,

 y en MP3 para escuchar en el celular.

Palabra de Vida de cada mes en más de 30 idiomas AQUÍ en presentación Power Point

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#lectioensalida: el don

#lectioensalida: el don

Martes de la primera semana de Adviento
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Evangelio según San Lucas 10,21-24.

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!».

 

Chispazos:

Ojos para ver y oídos para oír. No sólo lo evidente, sino lo latente. Descubre en ti ese don, pues está. Abre sendas a Dios.

Descubrir el don es encontrarte a ti mismo, pues tú mismo eres don. Ofrécete como tal.

Presencia para reconciliar, sanar, traer la paz. Eso eres: regalo para los demás. Cueste lo que cueste

Lectio en salida

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Lectio en salida

 

Comenzamos este I domingo de Adviento una propuesta de lectura orante de la Biblia (Lectio divina) que pone el énfasis en la contemplación activa del mensaje de Jesús en su Evangelio.

¡Síguenos desde este blog y sus enlaces en las redes sociales!

 

Queremos:

  • Contemplar el evangelio con la vida.

  • Hacer una lectura comprometida de la Sagrada Escritura: si lo que leemos no nos transforma, todavía tenemos que aprender a leer.

  • Sondear la presencia del Evangelio en las distintas circunstancias de nuestra vida.

  • Dar testimonio del evangelio con nuestra propia existencia: muchos no leerán otro Evangelio que nuestras vidas.

  • Compartir y enriquecernos con las experiencias que unos y otros aporten a este blog.

Seguiremos esta dinámica:

  1. Comentario semanal al Evangelio del domingo correspondiente enviado a los suscriptores del blog.

  2. Lectura personal del Evangelio y su comentario según el método de la Lectio divina (ver información a final de esta página).

  3. Compartir la lectura con otros. Comentar, plantear ideas, proponernos cómo ayudarnos a ponerlo en práctica.

  4. Compartir con un muy breve comentario en el blog lo que esta lectura ha suscitado.

  5. Hacemos énfasis en experiencias y testimonios concretos, por ejemplo: “la Palabra de hoy dice esto… La he puesto en práctica así… (decir la vivencia concreta)… y  me ha ayudado a… (aprender esto…, ser de ayuda a…, recibir…, ser capaz de…).

De esta manera podremos vivir lo contemplado, practicar lo meditado, compartir lo orado y comunicar lo escuchado. ¡Esto es vivir!

Ya nos dice el apóstol Santiago (1, 21-25):

“Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas. 22Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno se contenta con oír la Palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo: 24 se contempla, pero, en yéndose, se olvida de cómo es. 25 En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz”.

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Lectio en salida del I domingo de Adviento

Lectio en salida del I domingo de Adviento

Evangelio: Mateo 24,37-44
“Estad en vela para estar preparados”

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«En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

 -Palabra del Señor-

 

Comentario:

Viene a nosotros el Señor, respondiendo a la súplica que eleva el Profeta en la Primera Lectura y la que juntos entonamos al recitar el Salmo Responsorial. Esta venida es anunciada con fuerza por el mismo Jesús, quien declara a sus discípulos que volverá en gloria para pedir cuentas de lo que nos ha confiado. Al igual que los primeros cristianos que recordaban este anuncio con expectación, también hoy nosotros nos dejamos interpelar. Así iniciamos el Adviento como el tiempo de la espera dichosa del Señor, la luz y fin de nuestras vidas.

Tomo conciencia de la venida de Jesús a mi vida. ¿Cuándo y cómo ha sido? ¿Cómo está siendo hoy?

 

Jesús utiliza un ejemplo sencillo en este evangelio para enseñarnos de qué se trata esta “ausencia” suya antes de que él vuelva. El mensaje es claro: Mientras esperamos el retorno del Señor debemos estar atentos, ser vigilantes. Para ello hace falta salir de nuestra zona de confort, de la opacidad de una vida arrastrada por los acontecimientos. Tomemos una actitud pro-activa, adelantándonos con proposiciones inteligentes a lo que ha de venir. ¡Qué bueno es comprobar que el Evangelio no nos deja en la inactividad! Si bien ha sido Cristo el que lo ha hecho todo por nosotros al dar su vida para salvarnos, él espera nuestra respuesta en consecuencia. Por ello nos confía “su casa”, tal como lo señala este ejemplo del evangelio.

Esta “casa” somos cada uno de nosotros, templos de su Espíritu: cuidemos nuestra propia vida cristiana, nuestra relación con Dios, para que Él more siempre en nosotros y nos bendiga.

Esta “casa” eres tú: valórate. Tienes una dignidad altísima. Estás llamado a acoger la vida de Dios en tu propia existencia. No te la dejes arrebatar por las preocupaciones transitorias, por el letargo de una vida sin un sentido alto.

La “casa” es el hermano que pasa a tu lado: reconoce en él al mismo Cristo.

La “casa” es tu familia, los seres que Dios te ha regalado para que los ames y te enseñen a amar: dales la prioridad en tu vida, entrégate por ellos, disponte para hacer presente la vida de Dios en medio de los tuyos.

La “casa” es esa obra que Dios te encomienda realizar hoy para darle gloria: No la dejes a medio hacer. Vive con pasión tu trabajo, asume con diligencia tus retos. Al final la recompensa será grande.

La “casa” del Señor es su Iglesia: redescúbrete como hijo de ella. Eres un miembro vivo del Pueblo de Dios. Participa con alegría de su vida, escucha sus enseñanzas, disponte para renovar en ella un compromiso de entrega y servicio.

“Velad”, “estad alerta”… son las palabras que se nos vienen repitiendo en los últimos domingos, y también en éste, el primero del Adviento. Salgamos del letargo, superemos la mediocridad: Respondamos de manera proactiva al llamado que hoy Dios nos hace. Entre su primera y su segunda venida hay otra venida continua, cotidiana: es la que experimentamos al reconocerle presente en nuestras vidas. Redescubramos esta presencia suya en la Palabra Divina que se nos proclama cada día, en los sacramentos que podemos frecuentar y, de manera muy especial, en cada hermano que nos necesita.

La Palabra de hoy: amar con obras

La Palabra de hoy: amar con obras

 

Evangelio según san Mateo 9, 32-38

 

En aquel tiempo llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó el demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: “Nunca se había visto en Israel cosa igual”. En cambio, los fariseos decían: “Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios”. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, “como ovejas que no tienen pastor”. Entonces dijo a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”.

 

Comentario:

Sanaciones, liberaciones del mal, muestras de caridad y compasión… Son todas las obras de Jesús. De Él afirma la Biblia que “pasó haciendo el bien” (Hch 10, 38), y así se convierte en nuestro modelo de vida. Como Él, también nosotros tenemos que lanzarnos día a día a manifestar el amor de Dios por todos. Como Él, tenemos que llenar nuestras jornadas de obras de caridad efectiva y fructífera. Que también de nosotros se diga: “Pasó por aquí haciendo el bien”.

¿Qué obras concretas de amor puedo practicar hoy?

La Palabra de hoy: En pie

La Palabra de hoy: En pie

 

 Evangelio según san Mateo

(9, 18-26)

 

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: “Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá”. Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: “¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: “¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida”. Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

 

 

Comentario:

La niña había perdido la vida y a la mujer se le iba con el flujo que no cesaba. A los doce años la niña veía truncada la libertad de su infancia, mientras que la mujer perdía su dignidad con una patología que la dejaba fuera de la relación con los demás. A una y a otra Jesús les asiste con el portento que les devuelve a la vida en plenitud, pero sobre todo con la posibilidad de darle una respuesta personal de fe.

El Evangelio de hoy se dirige hacia esta respuesta de personal adhesión y confianza que lleva a la vida en plenitud. Ésta sólo la podemos alcanzar en el encuentro sincero con Jesús: tocándolo con nuestro deseo de Dios, dejándonos tocar por él para entrar en una nueva dimensión de la existencia. La verdadera  fe es mirada hacia lo más profundo  y compromiso radical.

 

¿Es tan auténtica mi fe que ella me llena de vida y libertad o tengo una fe adormecida, que no me da vida a mí ni a nadie a mi alrededor? 

La Palabra de hoy: Oportunidad

La Palabra de hoy: Oportunidad

 

Evangelio: Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

-«Sígueme.»

Él se levantó y lo siguió.

Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

-« ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecado-res?»

Jesús lo oyó y dijo:

-«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “misericordia quiero y no sacrifi-cios”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor.

Comentario:

Ayer nos encontrábamos con el paralítico que tenía necesidad de ser perdonado para recobrar su entereza y su libertad. Hoy nos encontramos con el pecador que necesita el perdón de Cristo para conquistar su dignidad. Para esto ha venido Jesús: para buscar lo que estaba perdido y reconducirlo al bien. Para esto estamos puestos también nosotros en el mundo: para ofrecer oportunidades de reconciliación a quien esté necesitándolas junto a nosotros.

¿A quién puedo intentar reconducir hoy a Dios y cómo lo haré?

La Palabra de hoy: Cree

La Palabra de hoy: Cree

3 de julio: Santo Tomás Apóstol

 Evangelio según san Juan (20, 24-29)

 

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían:

“Hemos visto al Señor”.

Pero él les contestó:

“Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo:

“La paz esté con ustedes”.

Luego le dijo a Tomás:

“Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”.

Tomás le respondió:

“¡Señor mío y Dios mío!”

Jesús añadió:

“Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:

También nosotros tendríamos muchas razones para no creer, para quedarnos centrados en nuestro propio desconsuelo y no abrirnos a la Buena Noticia que se nos anuncia. Pero así mismo  estamos invitados a reconocer la presencia del Señor que nos sale al paso para mostrarse glorioso y sufriente, resucitado y llagado, para mostrar que el amor vence toda forma de mal y nos abre a la esperanza. Dejemos de exigir certezas y abrámonos a la auténtica confianza; no pidamos tantas evidencias y dejémonos sorprender por la actuación de Dios que desafía todo cálculo humano y colma todo anhelo.

La Palabra de hoy: Ironía

La Palabra de hoy: Ironía

 

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EVANGELIO según san Marcos 5, 1-20

Evangelio: Mateo 8, 28-34

En aquel tiempo llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?» Una gran piara de cerdos a distanciaestaba hozando. Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara». Jesús les dijo: «Id». Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

 

Comentario:

Resulta irónico que los que se escandalizaron por la actuación de Jesús acababan de presenciar un acto liberador y sanador. Muchos le pidieron que se fuera de aquel lugar probablemente porque no querían ver descubiertos sus propios demonios. Tantas veces tememos que Dios revele lo que somos, otras tantas nos indigna comprobar cómo Él derrama su misericordia sobre otros que preferiríamos mantener a raya. La Palabra de hoy nos pone ante esta ironía y nos desafía:

¿Estamos dispuestos a que Dios manifieste nuestra verdad y así nos libere?

La Palabra de hoy: En pie

La Palabra de hoy: En pie

 

 Evangelio según san Mateo

(9, 18-26)

 

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: “Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá”. Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: “¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: “¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida”. Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.

 

 

 

 

Comentario:

La niña había perdido la vida y a la mujer se le iba con el flujo que no cesaba. A los doce años la niña veía truncada la libertad de su infancia, mientras que la mujer perdía su dignidad con una patología que la dejaba fuera de la relación con los demás. A una y a otra, Jesús les asiste con el portento que les devuelve a la vida en plenitud, pero sobre todo con la posibilidad de darle una respuesta personal de fe.

El Evangelio de hoy se dirige hacia esta respuesta de personal adhesión y confianza que lleva a la vida en plenitud.  Ésta sólo la podemos alcanzar asumiendo  la fe hasta sus últimas consecuencias.

 

¿Es tan auténtica mi fe que me llena de vida y libertad o tengo una fe adormecida, que no me da vida a mí ni a nadie a mi alrededor? 

La Palabra de hoy: Seguimiento

La Palabra de hoy: Seguimiento

 

EVANGELIO
 evangelio según san Mateo 8, 18-22

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo:
-«Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
-«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hi-jo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo:
-«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.»
Jesús le replicó:
-«Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»

Palabra del Señor.

 

Comentario: 

No basta sólo la buena intención para seguir auténticamente a Jesús: es necesaria su llamada y el total despojamiento de sí mismo. Para vivir a profundidad el Evangelio de hoy tenemos, pues, que redescubrir el misterio de nuestra elección por parte de Dios, así como la elección que personalmente hacemos de Él por encima de cualquier otra cosa. Sólo desde esta libertad damos una respuesta coherente y cada cosa en nuestra vida gana su verdadero sentido.

Hoy me propondré revivir el llamado de Dios y mi respuesta generosa a Él

La Palabra de hoy: Como Su corazón

La Palabra de hoy: Como Su corazón

 

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios

(3, 8-12. 14-19)

Hermanos:

A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos

en Dios, creador de todo.

El lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría de Dios, sea dada a conocer ahora, por medio de la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la fe en Cristo.

Me arrodillo ante el Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones.

Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.

 

 

Comentario:

La fiesta del Corazón de Jesús apunta a celebrar el centro de su Persona: Su intelecto y su emotividad, sus deseos y fuerza interior. Es lo que la tradición bíblica y eclesial identifican con el sorazón humano, como centro de toda la persona. Al fijar hoy nuestra contemplación en el corazón de Jesús nos acercamos al eje detoda la vida de Dios, quien ha querido compartir nuestra vida humana y concentrar todo su amor por ella en un corazón semejante al nuestro. Ahora nosotros podemos pedirle que sean nuestros corazones semejantes al Suyo. Traspasados por un dolor amado y ofrecido, nos convertimos también nosotros en generadores de una nueva vida, una nueva esperanza.

¿Qué cosas deben purificarse hoy en mi corazón para que sea más semejante al corazón de Jesús?

La Palabra de hoy: La roca

La Palabra de hoy: La roca

 

 Evangelio según san Mateo (7, 21-29)

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

Aquel día muchos me dirán:

‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

 

 

Comentario:

No  nos podemos conformar con haber hecho alguna que otra cosa bien prescindiendo de la voluntad de Dios. Jesús califica de “obras malas” incluso aquellos portentos que pudiéramos hacer en su nombre, pero fuera del querer de Dios. ¡Cuánto riesgo! ¿Cómo saber si estamos viviendo en la voluntad divina y no nos estamos engañando a nosotros mismos? La clave está en cimentar cada una de nuestras acciones en la roca firme de su Palabra. Ésta se vuelve la piedra de toque que mide nuestro obrar y nuestro esperar, nuestro hablar y nuestro callar. Viviendo día a día una Palabra a la vez, vamos haciendo de nuestra vida esa realidad fuerte y firme contra la que ninguna otra fuerza prevalece.

¿Es la Palabra de Dios el criterio de mi vida o lo  sigue siendo mi propia voluntad y parecer?

La Palabra de hoy: Frutos

La Palabra de hoy: Frutos

 

 Evangelio según san Mateo (7, 15-20)

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?

Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”.

 

 

Comentario:

Tenemos aquí el “canon” de una verdadera vida espiritual: la capacidad de generar frutos. No nos ha creado Dios para una vida estéril, cerrada sobre nosotros mismos sin servir a nadie. Somos llamados a la plenitud de quien genera vida y esperanza a su alrededor: las buenas obras, la solidaridad, la alegría y la paz de quienes nos rodean verifican que nuestra espiritualidad es auténtica. Esto va mucho más allá del mero cumplimiento de preceptos y sentirnos conformes con una existencia aparentemente religiosa.

¿Cómo puedo hacer para que mi vida genere más frutos evangélicos y así se verifique mi espiritualidad?

La Palabra hoy: Profetismo

La Palabra hoy: Profetismo

 san Juan Bautista

Evangelio  según san Lucas 1,57-66.80

 

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: “¡No! Se va a llamar Juan.” Le replicaron: “Ninguno de tus parientes se llama así.” Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre.” Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: “¿Qué va ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

 

Comentario:

Del inicio del evangelio según san Lucas llama la atención cómo él nos presenta la concepción, el nacimiento y la misión de san Juan Bautista en función de los mismos episodios de la vida de Jesús. Nos deja claro el Evangelio que la grandeza del Bautista es ser una clara imagen de la vida de Cristo, un reflejo de Aquel a quien va a preceder . Esto nos habla también a nosotros:

¿Mi vida también es claro reflejo de Cristo y su evangelio?

La gente al rededor se preguntaba qué iba a ser de ese niño, pues llamaba la atención que Dios repitiera sus signos portentosos en una época en que no ya había profetas ni figuras que dieran esperanza al pueblo. Así también nuestra vida debe brillar como un signo que anuncia las maravillas de Dios en nuestro presente…

¿Estoy siendo testigo y anunciador de la esperanza de Dios para el mundo?

Juan Bautista llegará a ser una figura que revolucionará la vida de Israel porque él se mantiene atento a los signos que Dios revela en su historia hasta mostrar la presencia viva del Masías. Esto nos enseña cómo también nosotros debemos vivir nuestro ser profetas, tal como fuimos consagrados en nuestro bautismo: Hemos de mantenernos atentos a las intervenciones de Dios en nuestra historia para identificar todos esos modos en que Cristo se hace presente entre nosotros también hoy:

¿Cómo vivo mi misión de profeta? ¿Doy un anuncio vivo al mundo o me dejo acallar por las opiniones contrarias y la desesperanza?

 

La Palabra de hoy: Sincerarnos

Lunes XII del tiempo ordinario

 

EVANGELIO
 san Mateo 7,1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

 

 

Comentario:

Son tantas las veces que proyectamos nuestras propias insuficiencias en la figura de los hermanos, juzgándolos con una medida injusta y casi siempre improductiva. Antes de fijar la mirada en los demás, hagamos más bien examen sobre nosotros mismos sobre aquello que rechamos en ellos. Sólo si somos capaces de aceptarnos con sinceridad y humildad podremos ver a los demás en la justicia y en la misericordia.

¿Soy capaz de reconocer mis propios defectos antes de sacar cuenta de los ajenos?

La Palabra de hoy: Pan de vida

La Palabra de hoy: Pan de vida

 

vetrata

 

Evangelio: Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: “Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.”
Él les contestó: “Dadles vosotros de comer.”
Ellos replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.”
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: “Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.”
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

 

Comentario:

Reproducimos el texto completo de la homilía del Papa Francisco en la solemnidad de Corpus Christi 2013

 

En el Evangelio que hemos escuchado hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir.

1.- Ante todo: ¿quiénes son aquellos a los que dar de comer? La respuesta la encontramos al inicio del pasaje evangélico: es la muchedumbre, la multitud. Jesús está en medio a la gente, la recibe, le habla, la sana, le muestra la misericordia de Dios; en medio a ella elige a los Doce Apóstoles para permanecer con Él y sumergirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente lo sigue, lo escucha, porque Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con gozo, bendice al Señor.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros intentamos seguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía ycada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás.

2.- Demos un paso adelante: ¿de dónde nace la invitación que Jesús hace a los discípulos de saciar ellos mismos el hambre de la multitud? Nace de dos elementos: sobre todo de la multitud que, siguiendo a Jesús, se encuentra en un lugar solitario, lejos de los lugares habitados, mientras cae la tarde, y luego por la preocupación de los discípulos que piden a Jesús despedir a la gente para que vaya a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida (cfr. Lc 9, 12).

Frente a la necesidad de la multitud, ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: “¡Que Dios te ayude!”. Pero la solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: “denles ustedes de comer”. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”.

Pero Jesús no se desanima: pide a los discípulos hacer sentar a la gente en comunidades de cincuenta personas, eleva su mirada hacia el cielo, pronuncia la bendición parte los panes y los da a los discípulos para que los distribuyan. Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida. Y todos se saciaron, escribe el Evangelista.

Esta tarde también nosotros estamos en torno a la mesa del Señor, a la mesa del Sacrificio eucarístico, en el que Él nos dona su cuerpo una vez más, hace presente el único sacrificio de la Cruz. Es en la escucha de su Palabra, en el nutrirse de su Cuerpo y de su Sangre, que Él nos hace pasar del ser multitud a ser comunidad, del anonimato a la comunión. La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él.

Entonces tendremos todos que preguntarnos ante el Señor: ¿cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?

3.- Un último elemento: ¿de dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta se encuentra en la invitación de Jesús a los discípulos “Denles ustedes”, “dar”, compartir. ¿Qué cosa comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son justamente esos panes y esos peces que en las manos del Señor sacian el hambre de toda la gente.

Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen – confiándose en la palabra de Jesús – los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia pero también en la sociedad existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea saber `poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!

Esta tarde, una vez más, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que no se acaba jamás, una solidaridad que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte.

También esta tarde Jesús se dona a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos frenan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, aquel del servicio, del compartir, del donarse, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si es compartido, se convierte en riqueza, porque es la potencia de Dios, que es la potencia del amor que desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

Esta tarde entonces preguntémonos, adorando a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?

Seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación a la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo aquello que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda. Amen.

 

Papa Francisco

Vaticano, 30 -5-2013

La Palabra de hoy: tu tesoro

La Palabra de hoy: tu tesoro

 

 Evangelio según san Mateo (6, 19-23)

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.

Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad.

Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!”

 

 

Comentario:

¿Y dónde está nuestro tesoro? Lo podemos saber si examinamos bien hacia dónde van las búsquedas y preocupaciones de nuestro corazón. Hoy conviene que volvamos a centrar nuestro interés en lo que más vale, en ese reino escondido que está dentro de nosotros a la espera de ser descubierto entre nosotros. Miraremos todo con mirada limpia si conservamos esta pureza de intenciones y deseos. Se renovará así nuestra vida y la de todo lo que nos acompaña.

Hoy pondré atención sobre mis preocupaciones y deseos cotidianos y trataré de dirigirlos hacia un amor puro y sobrenatural

La Palabra de hoy: ¡Padre!

La Palabra de hoy: ¡Padre!

 

Evangelio según san Mateo 

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Cuando ustedes hagan oración, no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes pues, oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”.

 

 

Comentario:

“¡Padre!”: Esa palabra que con certeza podemos saber que pronunciaba frecuentemente Jesús. “¡Padre!”… es la palabra que Él nos enseña a pronunciar  con toda confianza, pues Él nos ha hecho hijos de Dios. Y nos enseña en esta oración a que brote de nuestros labios acompañada de adoración por su grandeza, de confianza por su providencia, de certeza de su perdón, libres de temor porque Él nos previene de todo mal.

Hoy tomemos unos minutos para meditar la oración del Padrenuestro, rezándolo con mucha calma y profundizando en todo su contenido