Lectio en salida: ¡Reconcíliate!
Del evangelio según san Mateo (5,20-26):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Palabra del Señor
Comentario:
Jesús es claro: No podemos ir a Dios sin pasar por el hermano. No es el prójimo un obstáculo para alcanzar a Dios, sino la oportunidad para amarlo verdaderamente: “Cada vez que lo hicisteis con uno de ellos, conmigo lo hicisteis”… (Mt 25, 30). Jesús no vino al mundo para enseñar una religión o una ética más, sino para establecer una relación única: Con Dios, con el prójimo. Él nos enseña hoy que esta relación se construye desde lo profundo de cada corazón, que debe quedar libre de resentimientos y malos deseos hacia los demás. Sólo así se establecen verdaderas relaciones de amor y misericordia con los todos. La Cuaresma es tiempo propicio para examinarnos sobre la autenticidad de nuestra relación con los demás…
¿Las otras personas son para mí un escollo o una oportunidad para llegar a Dios?