La Palabra mariana: Sorpresa

La Palabra mariana: Sorpresa

 

manuscrito

Cuando a María le anuncian que va a ser madre, ella se sorprende. Dios la sorprende. La sorprende con algo que no esperaba, algo que no buscaba y se dejó sorprender. Abrió su corazón en la sorpresa y de ahí surge el apuro. La Virgen sorprendida y la Virgen apurada. Y cuando después de casi dos días de camino, llega al destino, a la casa de su prima, la primera bienaventuranza del Evangelio. ¡Feliz vos porque creíste! La Virgen feliz. Feliz porque se dejó sorprender. Feliz porque se apuró a servir, feliz porque creyó. Y todo esto en medio de una contradicción. María e Isabel: Una Virgen embarazada, una vieja embarazada, casi ya al fin de su embarazo. El Dios de las contradicciones, el Dios que escribe derecho en líneas torcidas. El Dios que se abanica con los cálculos humanos, que está más allá, el Dios que nos busca todos los días para sorprendernos y que nuestro amor propio, nuestro egoísmo, soberbia, trata de calcularlo todo, cerebralmente para no ser sorprendidos. Esta mujer tenía las armas bajas, no se defendió de la sorpresa, se dejó sorprender.

 

Card. Jorge María Bergoglio, 2012

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