Lectio en salida: Profetismo
Del Evangelio según san Marcos (6, 1-6)
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro:
“¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?”
Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo:
“Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”.
Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
Comentario:
Jesús no pudo hacer muchos milagros en Nazaret a causa de la falta de fe de aquella gente. La fe es la fuerza que nos incorpora a la actuación de Dios en la vida del mundo. En el original griego, “milagros” o “prodigios” se dice “dynameis”, mover. Los milagros de Jesús son un “poner en movimiento”. Lo contrario a esto es quedarse estancado, dejar todo como está, perder la oportunidad de responder a Él. El mayor milagro de Dios en nuestros tiempos de apatía y desesperanza es la renovación de la vida quienes dejamos que Él actúe en nosotros, nos desafíe y nos envíe al mundo como sus profetas de hoy.
¿Estoy dispuesto a responder a la actuación de Cristo en mi vida y dejarme renovar por el Evangelio?