La Palabra de hoy: Ser amados
Lunes V de Pascua
Evangelio: Juan 14,15-21
«Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
Comentaario:
Nuestra vocación original al amor no se trata sólo de que amemos hacia afuera. Hemos nacido para amar y también para ser amados. Sólo cuando recibimos el amor de Dios con un corazón dispuesto. experimentamos nuestra verdadera libertad y nuestra máxima realización.
¿Me reconozco amado inmensamente por Dios más allá de cualquier adversidad?
Cuando amamos a Dios viviendo a fondo su Palabra y el amor a los hermanos, experimentamos su presencia que nos acompaña, nos sostiene y nos impulsa a ir siempre más allá de nosotros mismos. Superamos así una existencia infecunda, cerrada sobre sí misma y carente de esperanza.
¿En qué tengo que mejorar para que mi vida espiritual sea más auténtica y abierta?
La presencia del Espíritu Santo en nosotros es la fuerza que nos proyecta hacia la eternidad, nos hace mirar la realidad con sabiduría y nos hace reconocer la mano amorosa de Dios detrás de todas las circunstancias que nos toca atravesar. En estos días previos al Pentecostés renovemos nuestra espiritualidad y dejemos que Dios nos ilumine a través de ella.
¿En qué puedo mejorar hoy para que mi amor a Dios esté más lleno de frutos?