La Palabra del domingo: Reconocer su venida
Domingo III de Adviento
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (7, 19-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Cuando llegaron a donde estaba Jesús, le dijeron: “Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte si eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro”.
En aquel momento, Jesús curó a muchos de varias enfermedades y dolencias y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la vista. Después contestó a los enviados: “Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso el que
no se escandalice de mí”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Jesús no necesita otra respuesta para Juan que sus mismos signos. Ellos son la respuesta a la humanidad que busca a Dios. También hoy, cuando nos preguntamos por Él, su Espíritu nos impulsa a reconocerle presente a través de los signos que genera en nuestra vida. Date cuenta: hay mucho más de Dios en ti de lo que has podido notar.
En este domingo trataré de reconocer las manifestaciones de Dios en mi vida y daré testimonio de ello ante los demás.
Hay una pregunta fundamental en el Adviento: ¿Dónde encuentro a Dios en mi vida? ¿Cuáles son esos momentos en los que Él viene hasta mí? La Iglesia nos enseña que hay unos modos de presencia suyos que son fundamentales: Su Palabra, la Eucaristía, el hermano, la vida en unidad. Este es un tiempo propicio para volver a valorar estos encuentros benditos que tenemos día a día. No dejemos que la simplicidad y la rutina nos hagan perder la fascinación por descubrir a Dios tan cercano a nosotros.
¿Cuál es el modo de presencia de Cristo que más valoro en mi vida?
Reconocer a Jesús produce alegría, y hoy es el domingo de la alegría (Llamado clásicamente «Gaudete», que significa «Alegraos»). El papa Francisco ha llamado a toda la Iglesia a redescubrir el valor de la alegría como distintivo del cristiano. Más allá de cualquier adversidad y de cualquier dolor, la certeza de que el Señor está cerca de nosotros debe hacernos experimentar un profundo gozo y una confianza que llene de luz nuestra existencia.
Pidamos hoy al Señor el don de su alegría y comuniquémosla a todos los que podamos