Adviento con María: La Palabra
Domingo I de Adviento
Comenzamos hoy la serie de cuatro meditaciones para vivir el Adviento con la Virgen María. Así nos preparamos para la celebración fructuosa de la Navidad.
No hay duda: María es la mujer de la Palabra. Ninguna como Ella ha sabido acogerla y vivirla tan radicalmente, casi hasta el punto de «atraerla» hasta que se hizo carne en su seno. Por eso es para nosotros «Maestra de la Palabra», aquella que nos enseña a familiarizarnos con lo que Dios nos comunica. Podemos sintetizar esta relación de María con la Palabra de Dios en tres pasos fundamentales:
Escucha: Ella está atenta a las inspiraciones de Dios, por eso no debe sorprender su diálogo confiado con el Ángel, que deja ver su familiaridad con la oración. En Adviento meditamos domingo a domingo las palabras de Isaías, el profeta del Enmanuel, el Dios con nosotros. ¿Cómo habrá escuchado Maríaestas palabras , sabiendo que ese Enmanuel estaba llegando al mundo a través de ella? María sabe dialogar con Dios, abriendo su corazón, recibiendo su buena noticia, preguntando, proponiendo, confiándose. ¿Es así nuestra oración?
Vida: Chiara Lubich comenta que María es por excelencia Apóstol de la Palabra, pues no sólo la ha repetido, sino que la ha hecho carne en sí misma. María es la que hace vida la Palabra, la encarna. Para ella no se trata de mera comunicación de ideas o reflexiones piadosas, sino que conforma toda su existencia a lo que esta Palabra le propone y exige. ¿También nuestra vida es así?
Comunicación: Nos gusta contemplar a María cuando corre presurosa al encuentro de Isabel. Ella va movida por el servicio, pero también porque entiende que la gracia que está recibiendo la debe vivir en comunión con alguien que también está participando de ella. Por eso es la que sabe comunicar a Dios para unir fuerzas en Él, para profundizar en las implicaciones de lo que Él va haciendo en su vida. ¿Comunico también de esta manera el mensaje de Dios?