La Palabra de hoy: Sin detenerse
Jueves de la semana 26 del tiempo ordinario
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (10,1-9)
Gloria a ti, Señor.
“La mies es abundante y los obreros pocos”
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Miras que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el reino de Dios.”»
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El evangelio de hoy nos muestra que la dinámica de la fe es el anuncio continuo: ella no se detiene en quien la ha recibido, sino que se hace fértil cuando es comunicada con generosidad y entrega. Nosotros no podemos quedarnos conformes pensando que ya “tenemos fe”: Hay que hacer que otros también la descubran y vivan. El mandato misionero del Señor se dirige a todos sus seguidores. Cada uno, según su llamada particular, tiene encomendada la tarea de comunicar el evangelio a otros.
¿Quiénes son los más próximos que el Señor me ha confiado para evangelizar? ¿Cómo puedo hacerlo mejor?