La Palabra mariana: Siempre presente

La Palabra mariana: Siempre presente

Sábado IV de cuaresma

Pentecostés-El-Greco

 

«María estuvo presente a lo largo de toda la vida de Jesús y se nos muestra ahora en el inicio mismo de la Iglesia. Los discípulos llegan al cenáculo junto a Ella e, íntimamente unidos, se dedican a la oración esperando la promesa del Padre, tal como Jesús se lo había indicado: La promesa que yo les he anunciado.

Mientras esa primera comunidad cristiana recordaba y esperaba esta promesa de Jesús reconfortándose unos a otros por la fe que tenían en común, María –en su corazón– no podía dejar de evocar aquella otra promesa acaecida décadas atrás: ‘El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra’ y esa memoria cimentaba la esperanza; el Espíritu Santo, así como lo hizo con ella, lo haría con la Iglesia naciente.

María y la Iglesia ambas son madres, ambas conciben virginalmente del Espíritu Santo, ambas dan a luz para Dios Padre una descendencia sin pecado. Y también puede decirse de cada alma fiel.

«María es la mujer que está, figura primigenia de la Iglesia y del alma fiel. La mujer que está engendrando a Cristo por la fuerza del Espíritu. La mujer de la paz en medio del dolor y de la tribulación”.

Cardenal Jorge M. Bergoglio

 

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