La Palabra de hoy: Anunciación
26 de marzo de 2012
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 26-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo:
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo:
“No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel:
“¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”
El ángel le contestó:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti,será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Nada es imposible para Dios cuando asentimos a Su voluntad con un corazón puro. Así María, así Isabel. Es un desafío también para nosotros acoger la voluntad divina dejándonos «sorprender» por su novedad y por su singularidad. De esta manera también nosotros portaremos la presencia de Cristo para ofrecerla a un mundo que también hoy le necesita y le espera.
¿ Cómo puedo llenarme de la presencia de Cristo para ofrecerla en mi entorno?