La Palabra de hoy: Echar la simiente

La Palabra de hoy: Echar la simiente

Viernes de la III semana del tiempo ordinario

EVANGELIO
Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra.

Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»

Dijo también:

-« ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor.

 

Comentario:

Una respuesta al pesimismo y la poca valoración que a veces damos a lo que vivimos. No hay nada pequeño si ha sido hecho por amor. Para Dios no cuenta lo llamativo, sino la autenticidad de lo que se siembra: Él se encarga de hacerlo germinar. ¿Acaso esto nos habla de desentendernos de la siembra? Para nada. Nos enseña más bien que debemos continuar esparciendo la semilla de las buenas obras, las Palabras de vida, por todo ambiente en que estamos presentes. Hay árboles que germinan muy pronto, otros pueden tardar más. Pero lo cierto es que nuestro Padre no deja de hacer germinar la simiente que hayamos sembrado sin mezquindad.

¿Cuáles son los  «pequeños» actos de amor que hoy debo valorar?

 

2 comentarios sobre “La Palabra de hoy: Echar la simiente

  1. También Jesús se refiere a que las obras buenas que están llamadas a dar gloria a Dios comienzan por poco pero con perseverancia y cultivo crecen sin darnos cuenta siquiera hasta llegar a sorprendernos. Son actos de amor los que debemos sembrar para que crezcan como la semilla de mostaza.

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