La Palabra de hoy: Cunde y se difunde
Jueves de la II semana del Tiempo Ordinario
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (3, 7-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto
de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
No exagera el evangelista al presentarnos el panorama de todos los que acudían a escuchar a Jesús y ser testigos de sus actuaciones. Cuando se anuncia con propiedad la Palabra de Dios ella «cunde y se difunde» (Hech 12, 24). Cuidémonos cuando nuestra vida de discípulos es demasiado cómoda, con todos los elementos calculados. Si nuestro testimonio es auténtico, él arrastrará a muchos a seguir a Jesús con nosotros. Lo imprevisto se nos presentará como oportunidad para salvaguardar lo esencial sin descuidar el amor a todos los que nos necesitan.
¿Qué debo hacer para que mi testimonio cristiano sea más atrayente para muchos?